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Acuerdo matrimonial con rumores de guerra

El reino de Navarra se ubicaba al noreste de la península, junto a los Pirineos. Su territorio se había visto mermado por incursiones de Aragón y de Castilla. Por ende, jamás tuvo buenas relaciones con los castellanos, considerados sus invasores. Incluso, a mediados de la década de 1220 se temía que Fernando tuviera intenciones de anexar aquel pequeño territorio.

¿Cómo, entonces, la elegida para Alfonso era una princesa navarra?

Cuando Teobaldo accedió al trono en abril de 1234, se vio en una encrucijada: elegir entre Aragón y Castilla como aliado para detener a uno de sus dos posibles invasores y contar con fuerzas militares para detener al otro.

Optó por el más poderoso. Y en octubre de 1234 selló una alianza con Fernando III mediante el enlace de Alfonso y Blanca, que en ese momento era su única hija. Los reyes acordaron que el primogénito del matrimonio heredaría Castilla y León y Navarra como un único reino. Si antes de que a la pareja le naciera un heredero Teobaldo traía al mundo un hijo varón legítimo, no se alteraría el arreglo. Fernando III pagó con creces el compromiso: entregó al navarro territorios, castillos, torres fronterizas y una renta anual de 2.000 maravedíes.

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