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Comimos en cas abuela. Comimos coditos fritos, papas guisadas y mojo rojo. El mojo de abuela era aguachento, porque le echaba agua del aljibe. Cuando ella era pequeña había escasez de aceite y ya de manía lo seguía haciendo. También comimos gofio amasado. Abuela lo ponía dentro de un plato hondo y nosotras lo íbamos cogiendo y haciendo pelotas y lo pasábamos por el mojo aguado. Nos dejaba comerlo todo con las manos, decía que con las manos era más sabroso. Chela, cuando nos veía hacerlo, nos gritaba que éramos unas cochinas, que cómo mi abuela nos dejaba hacer esa jediondada. Y yo notaba cómo decía «tu abuela» con resentimiento. Ella sabía que abuela nos trataba a la papita suave. Cuando terminamos de comer, Isora dijo que se le había ocurrido que podíamos hacer que el canal era la playa San Marcos.

Al salir de a cas abuela, cogimos unos sombreros de ir a la güerta de tío Ovidio y nos fuimos a buscar a Juanita Banana para que fuese con nosotras a la playa inventada del canal a hacer machangadas. Juanita Banana era un niño que vivía al lado de mi casa y lloraba si lo llamaban por el nombrete. Isora gritó su nombre y Juanita Banana salió por el balcón con un bocadillo de lomo y huevo en la mano. Juanito, ven con nosotras que vamos a hacer que el canal es una playa y que criticamos la celulitis de las mujeres. No puedo, respondió, mi madre me mandó a arrancar la yerba. Juanita muy pocas veces podía ir a jugar porque tenía que arrancar la yerba o echar de comer a los animales o podar la viña o bal-dear los patios o lavar los coches o la minimoto del hermano. Su padre quería que trabajase. A Juanita no le gustaba estudiar y el padre le decía que lo iba a mandar a los tomates como no estudiase y yo a veces sospechaba que aquello no era solo una amenaza y que de verdad el padre quería que se fuese ya pa los tomates desde chiqui-tito. Me lo imaginaba ya de viejo, con la cabeza calva por el centro, con la cabeza como una güerta quemada. Y con la barba, la barba con algunos pelos blancos. Él mayor con los tomates en las manos y los otros hombres llamándolo Juanita Banana esto, Juanita Banana lo otro, y a él triste, triste y acordándose de cuando era chico y jugaba con nosotras a las barbis y a los ken y nos decía con la barbi: holachicassoychaxiraxiysoymuyguapa.

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