Читать книгу Lecciones sobre la Analítica de lo sublime: (Kant, Crítica de la facultad de juzgar, § 23-29) онлайн

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¿En qué son diferentes de los esquemas cuando parecen ocupar un lugar intermediario análogo al suyo? La función del esquematismo, repitámoslo, es volver composibles los modos de síntesis ya definidos y atribuidos respectivamente al poder de unificar alojado en las formas de la sensibilidad y al poder de unificar propio de las categorías del entendimiento. Los esquemas vienen en «tercera» posición, por así decir, como operadores intermediarios en la elaboración trascendental de las condiciones de posibilidad del conocimiento propiamente dicho. Pero los diversos «títulos» reflexivos que ponen en relación unas con otras las representaciones son «lugares» «en un estado del espíritu» (ibid., 232-233: 310). Las relaciones que ellos permiten esperan la «determinación exacta» (ibid., 233; 310) de su asignación a una facultad, entendimiento o sensibilidad. Una vez así domiciliadas, las síntesis, que estas relaciones sólo indican primero «subjetivamente» (ibid.), serán legitimadas en su uso objetivo, cognitivo. Los «títulos», por tanto, no son siquiera «conceptos de comparación» (ibid.), como podemos estar tentados de nombrarlos, sino sólo los lugares de una localización provisoria y preparatoria. Podemos acercarlos a los topoi que para Aristóteles y los retóricos (ibid., 236-237; 315-316) apoyan una argumentación de las opiniones, salvo por el hecho de que la crítica no retendrá «más que la cuarta» ya citada (ibid., 237; 316), y que no le otorgará ningún valor cognitivo. Estos lugares son, por así decirlo, inmediatos. Depende de la reflexión, que los detecta, convertirlos en auténticas condiciones de posibilidad de síntesis, en lugares trascendentales, en formas o en categorías. Es esta esperada transformación la que permite llamarlos «conceptos de la reflexión» (ibid., p. 243; 324).

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