Читать книгу Lecciones sobre la Analítica de lo sublime: (Kant, Crítica de la facultad de juzgar, § 23-29) онлайн

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En efecto, es por la reflexión, subjetivamente, que están primero presentes en el pensamiento, diría: como síntesis posibles sentidas por el pensamiento «antes» que ella los vuelva hacia el conocimiento de los objetos. Y es todavía la sola reflexión que asegurará su determinación exacta domiciliando su uso junto a una o a la otra facultad. Pues la reflexión es, escribe Kant: «La conciencia de la relación de representaciones dadas en nuestras diferentes fuentes de conocimiento» (ibid., 232; 309). El término «conciencia» recubre en general, en el texto kantiano, el de reflexión, ya que el pensamiento es conciencia en tanto que está advertido de su estado, es decir, en tanto que se siente. La reflexión, entonces, no sólo siente que el pensamiento sintetiza espontáneamente de tal o cual manera –cuatro en total–, ella siente también que tal manera, o tal «título» de síntesis, experimentada subjetivamente, pertenece a la sensibilidad, mientras que la otra, al entendimiento. Así es que «nos preparamos primero para descubrir las condiciones subjetivas que nos permiten llegar a conceptos» (ibid.), como se lo ha leído. Es así que opera la «tópica trascendental», confiando a la reflexión la determinación de las facultades en que cada síntesis, cualquiera sea el «título», encontrará su domicilio legítimo: «Una reflexión trascendental es en primer lugar necesaria para demostrar para qué facultad de conocimiento ellos [los objetos de estos «títulos»] deben ser objetos, si es para el entendimiento puro o para la sensibilidad» (ibid., 237; 316).

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