Читать книгу Lecciones sobre la Analítica de lo sublime: (Kant, Crítica de la facultad de juzgar, § 23-29) онлайн

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Un ejemplo: bajo el «título» de la identidad/diversidad, dos objetos de los que todos los predicados son idénticos, son lógicamente indiscernibles, como piensa Leibniz. Pero si además son intuidos, según las formas del espacio o del tiempo, en regiones diferentes, esto sería en el mismo instante, será necesario pensarlos como dos objetos distintos. «Si conozco según todas sus determinaciones

internas una gota de agua como una cosa en sí, no puedo admitir que una gota de agua es diferente de otra mientras todo su concepto es idéntico al del otro. Pero si la gota es un fenómeno en el espacio, tiene su lugar no simplemente en el entendimiento (bajo conceptos), sino en la intuición exterior sensible (en el espacio)» (ibid., 238; 318). El principio leibniziano de los indiscernibles no es entonces sino «una regla analítica de la comparación de las cosas por simples conceptos» (ibid., 239; 318).

Vemos que no es sólo la crítica del intelectualismo lo que está en juego en el texto del Apéndice, es ya la detección, plenamente expuesta algunas páginas más adelante, de la «apariencia trascendental» que hace creer que la determinación puramente conceptual de una relación entre los fenómenos (su identidad) es la única válida, mientras que, dados en la intuición espacio-temporal (eso por lo que son fenómenos, precisamente), estos admiten otras relaciones, que pueden estar en contradicción con los primeros. Lógicamente indiscernibles, dos objetos pueden ser discernibles estéticamente (en el sentido de la Crítica).

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