Читать книгу Desconocida Buenos Aires. Pulperías y bodegones онлайн

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“El almacén parece detenido en el tiempo, tiene el encanto de los viejos almacenes de pueblo, con venta de alpargatas, víveres, comestibles y al lado el boliche, donde se juega a las cartas mientras se toma vino, Gancia, caña y se picotean fiambres caseros y las clásicas empanadas”, describe Diz. La compra de mercaderías es un evento social. Los vecinos se ven y charlan, los rumores se crean o se reproducen, el pueblo late en lugares así. Negrita, que atiende el almacén, atesora historias. Hugo, al lado, las confirma o desacredita mientras despacha las copas, y la peonada entra pacientemente buscando la protección de la amistad. El Paisanito es el corazón de Germania.

“Disfruto mucho de la sensación de pertenencia que me da ir a El Paisanito, es un lugar de mi infancia, donde íbamos con mi abuelo a buscar empanadas y pasteles los días domingo”, recuerda y reflexiona Natacha. Toda su vida el boliche la acompañó, hasta tal punto que hizo tender puentes hacia recuerdos formativos que involucran a seres queridos.

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