Читать книгу Camino al Armagedón онлайн

120 страница из 127

–Adán, escúchame. La serpiente comió de la fruta, y no le dolió. Además, dijo que, si comemos la fruta, ¡llegaremos a ser como Dios! Oh, Adán, ¡prueba un poco!

Ella le dio un pedazo. Adán tomó la fruta y miró a Eva, miró a la fruta y luego a Eva.

–¡Oh, Eva, no puedo! Dios dijo que no.

Eva frunció el ceño y dijo:

–¡Así que no me crees!

Una expresión de angustia marcó el rostro de Adán, y su voz se quebró:

–Cariño, te creo cuando dices que una serpiente te habló y te hizo comer la fruta. ¡Pero te la comiste cuando Dios dijo que no lo hiciéramos!

Miró a Eva con una expresión desconsolada y con el gran amor que sentía por ella. Luego miró la fruta, a Eva y luego a la fruta otra vez.

–De acuerdo –dijo–, si mueres, moriré contigo.

Él tomó un bocado.

–Mmm... ¡Sabe bien! ¡Y me siento genial!

–Cariño, te lo dije. Así me sentí cuando comí la fruta. Me pregunto por qué Dios nos dijo que no comiéramos, cuando nos hace sentir tan bien.

Adán puso un brazo alrededor de Eva.

–Le contaremos a Dios cuando venga esta noche y le haremos esa pregunta.

Правообладателям