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En Filipinas Barrera había coincidido con Enrique D´Almonte (el geógrafo que formó parte de la expedición del suicidado Pedro Jover y unos años más tarde murió ahogado en el Titanic catalán).

D´Almonte, que dedicó doce años de su vida a la demarcación de las fronteras de la colonia, no congeniaba en absoluto con Barrera. Y eso a pesar del interés de este último por establecer los límites del territorio -llegó a financiar de su bolsillo una expedición por el río Utamboni-. Al final el conflicto se enconó mucho y el geógrafo acusó al gobernador de querer desacreditarlo.

Aparte de no estar de acuerdo con los ´castigos ejemplares´ a los que el gobernador recurría en su política de palo y zanahoria, les distanciaba también su concepción respecto a cómo debía de ser administrada la colonia. D´Almonte defendió siempre que ante la manifiesta incapacidad de España para gestionar el territorio la solución más sensata era dejarla en manos de alguna gran compañía privada que tuviera atribuciones administrativas y políticas, algo que chocaba frontalmente con la visión de Barrera.147

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