Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

146 страница из 198

Dice Nerín que Ayala ordenó que mataran a los miembros de la tribu Osumu. A todos, todos, todos, desde los abuelos hasta los nietos. Fiel a los hechos o no, lo cierto es que su descripción de lo ocurrido se estudia actualmente en Guinea Ecuatorial en los libros de bachillerato.172

No es preciso aportar muchos detalles: ahorcamientos, latigazos, tormentos para conseguir que los negros trabajaran forzados en la construcción de edificios y caminos. También cárcel, una pena que no existía en la justicia nativa.

Desde la metrópoli no se enviaba apenas dinero, de modo que nadie debería sorprenderse o haber esperado otra cosa. Así se colonizó.

Al igual que su protector Barrera, Ayala tuvo siempre muy mala relación con los religiosos (que no llegaron a Mikomeseng hasta muchos años después). En el fondo, conforme a Nerín, a ninguno de los dos les importaba demasiado que los fang adoptasen el modo de vida europeo. Que tuvieran varias mujeres, en lo que creyeran173 o cómo quisieran curarse les traía un poco sin cuidado. Lo esencial era que aceptasen la autoridad colonial y trabajaran gratis.

Правообладателям