Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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El teniente contaba con la ayuda de unos pocos guardias blancos, a los que nadie más que él controlaba cómo se enriquecían. Lo hicieron parece que todos. Comenzaron a comerciar con ventaja. A veces se utilizaba el tabaco como moneda de cambio. A pesar de la ley seca el alcohol se convirtió en un estupendo negocio. Todavía lo sigue siendo. El consumo de cerveza alcanza en Guinea un volumen asombroso. La mitad de la mercadería que llena los contenedores de los barcos que arriban a Bioko debe de estar embotellada o en lata. Y sorprende la frecuencia con la que uno encuentra por ejemplo Anís del mono. También 3 cepas, un coñac de poca calidad que creo que hace mucho no se vende ya en España.

El episodio más sangriento de Ayala fue la represión de un clan llamado osumu. Hoy casi ha desaparecido. Muchos de sus antiguos miembros, según los testimonios recogidos por Nerín, yacen supuestamente en una enorme fosa común bajo el actual estadio de fútbol de Mikomeseng.

Ocurrió entre 1921 y 1922. Parece que dos áscaris habían abusado -lo que era habitual- y fueron perseguidos por algunos osumu hasta el río Wele, en el que uno de ellos se ahogó. Estaba en juego la autoridad colonial y había que dar un escarmiento (que debido a la falta de comunicaciones y la escasa capacidad de reacción de los españoles se demoró casi un año).

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