Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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Hoy hay una placa en los alrededores de la plaza que recuerda a los cubanos deportados. Y a mitad de la cuesta de las fiebres se conservan también los cubículos en los que al llegar les metían, cumpliendo una función a medias carcelaria y a medias profiláctica para pasar la cuarentena, algo que ha cobrado actualidad con la crisis del covid 19.

Los primeros años fueron duros para los españoles. Los colonos no aguantaban y hubo varias iniciativas por abandonar unas tierras exuberantes que sin embargo no conseguían poner a producir. Faltaba mano de obra y los bubis no colaboraban (claro). El gobernador José de la Gándara describe en un informe cómo, de los 128 colonos llegados en 1859, a los pocos meses todos salvo dos o tres habían caído enfermos y en octubre de ese año algunos ya solicitaron regresar a la península. Suerte parecida corrieron los que viajaron en 1869.59

En 1873 otro gobernador, García Tudela, hará un escrito recomendando el abandono de Guinea (una idea que según parece se planteó en varias ocasiones). No tuvo ninguna consecuencia, porque estaba dirigido al gobierno de la Primera República y ésta fue tan efímera que cuando la propuesta alcanzó la península el golpe del general Martínez Campos había traído ya de vuelta a los Borbones.

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