Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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La idea misma de peligrosidad remite a su vez -un significante enlaza siempre con otro- a los libros de Foucault (especialmente a Vigilar y castigar)92 o a las leyes de peligrosidad social en el ámbito jurídico.

Un paciente psiquiátrico crónico del que escribí la biografía me relató una vez de esta manera, frente a la grabadora, su ingreso en el manicomio de Leganés.93 El 22 de octubre de 1963:

Cuando llegamos nos recibieron en el patio los enfermeros que aquel día estaban de turno de tarde. Mario nos presentó a los tres o cuatro que veníamos del Provincial y les dijo a los enfermeros de Leganés: ´estos no son peligrosos, ninguno de ellos es agresivo´.94

Pero, ¿qué es el peligro y cómo lo afrontamos?

Argumenta Mantilla que en la decisión de ingresar a un paciente influyen muchas variables que no son estrictamente médicas (si hay o no disponibilidad de camas, que en la zona existan recursos alternativos, si el profesional que lo evalúa es de planta o residente, lo agitado que esté, lo que insista la familia y -sobre todo- el riesgo que esté dispuesto a asumir el responsable).

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