Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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Habría que revisar hasta qué punto no se interna o se suben las dosis de haloperidol como medida de protección para el propio profesional. Lo incierto resulta insoportable y es siempre más seguro decretar el ingreso y que al día siguiente otro se ocupe del paciente. O del médico, que en 2003 fue una residente quién enloqueció en la clínica La Concepción de Madrid y acuchilló a varias personas.95

Eso me lleva a otra época de mi vida en la que trabajé como terapeuta de familia en un centro que asesoraba a la Comisión de Tutela del Menor de Madrid en la evaluación de casos de malos tratos y de abusos sexuales. Fue uno de los primeros servicios especializados que puso en marcha la Administración española para abordar un problema que hace 25 años estaba mucho menos visibilizado que ahora.

Atendíamos (aunque no estoy seguro de que ésa sea la palabra correcta) a padres a los que les había sido retirada cautelarmente la tutela de sus hijos. Supervisábamos las sesiones mediante un espejo unidireccional y grabábamos -con conocimiento de la familia, claro- todo en vídeo.

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