Читать книгу Desórdenes. Volumen III онлайн

125 страница из 146

La anterior es una pregunta menos sencilla de responder de lo que a primera vista parece. ¿Deja un indígena de serlo porque viva de otra manera? ¿a un indígena multado por hablar a través del móvil conduciendo un coche de alta gama debe serle aplicado un código de justicia diferenciado? ¿el derecho indígena es solo para los que no salen de su comunidad? ¿dónde está el límite?

Ligado a eso; es evidente que los indígenas urbanos son menos objeto -¿no deberían de ser sujetos?- de preocupación por parte de la mayoría de las organizaciones indigenistas.

Hay cierta tendencia entre éstas últimas a considerar poco auténticos a aquellos que no se ajustan a su concepción. Piezas otra vez que no encajan. ¿Qué clase de indígena es, que utiliza internet? Como si para ser un puro indio del Chaco hubiera necesariamente que estar cazando y recolectando. Desde ese punto de vista una comunidad adquiere mayor interés cuanto más distinta a la nuestra sea su cultura. Por eso en determinados círculos los totobiegosode son un valor tan al alza.

Правообладателям