Читать книгу Desórdenes. Volumen III онлайн

122 страница из 146

Intencionadamente no menciono a los movimientos guerrilleros porque no quiero meterme en el jardín de los zapatistas mexicanos, que -francamente- después de la desaparición mediática del subcomandante Marcos no sé cómo han evolucionado.

Vale sin embargo la pena señalar, con esa excusa, que los partidos políticos de izquierdas suelen sumarse y asumir la bandera indigenista (la del respeto a las minorías en general); eso sí, con suma desconfianza respecto a su independencia y con cuidado de que asuman una relación subalterna. Un diputado indígena, negro o gitano aporta una nota de color que siempre es bien recibida.

Entre los actores en liza hay de todo: líderes religiosos, una nueva generación de gerentes formados por las ongs, otros recién llegados al calor de los fondos externos y algunos con un notable historial militante construido en tiempos en los que, en lugar de a recibir subvenciones, adonde eso podía llevarte era a la cárcel. Es lo que en Paraguay le sucedió a un grupo de religiosos y de antropólogos ligados a la Universidad Católica a mediados de los 70.82

Правообладателям