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En un escenario así se suscitan -claro- algunas dudas. Las agencias extranjeras financian no pocas intervenciones. Países como España, Alemania o Noruega han sido generosos.83 Esos proyectos refuerzan lógicamente la posición de los representantes indígenas que los reciben. Es evidente que los donantes influyen en las comunidades y en los liderazgos. En el mundo occidental la injerencia económica de terceros en la disputa por la representación está regulada, y por encima de ciertos límites es ilegal. Me sorprende que nadie se refiera nunca a esta cuestión.

Otra cosa llamativa es la falta de rotación en los liderazgos. En los casi ocho años que pasé en Paraguay no hubo movimiento alguno al frente de las federaciones de asociaciones indígenas.

A decir verdad, mi impresión sobre los asuntos indígenas es que siempre hay -como si de un iceberg se tratara- dos niveles diferenciados: lo que está en la superficie ´de los líderes hacia arriba´ que es visible y manejado en las reuniones y congresos internacionales, y lo sumergido ´de los líderes hacia abajo´ que resulta muy opaco y de lo que los no-indígenas (tampoco los indigenistas) nos solemos enterar de la misa la media.

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