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A Santiago también lo había conocido a través de Pablo. Fue poco antes de que con malas artes -Marvin Galeas lo sabe- le echaran de la radio que él había fundado y dirigido en circunstancias tan extremas. Con el tiempo Santiago pondría en marcha el Museo de la Palabra (más tarde le añadió la coletilla y de la Imagen) al que yo me fui a trabajar cuando quebró Primera Plana. El cierre del semanario se anunció exactamente -es difícil hasta de creer- el mismo día lluvioso que enterramos a Pablo.

En cuanto a la Venceremos, la transformaron en una emisora comercial -la RV-, perdieron audiencia y los dueños acabaron alquilando la frecuencia (cuya concesión había sido uno de los puntos de los Acuerdos de Paz) a una iglesia evangélica. Radio Farabundo Martí, la otra emisora guerrillera -la de las FPL- que había liderado Haroldo no tuvo un destino mucho mejor. Haroldo recuperó su identidad como Miguel Huezo Mixco, pasó a ser jefe de la redacción de Primera Plana (mi jefe) y más tarde tuvo la habilidad de abrirse un hueco profesional en las Naciones Unidas.

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