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En ese momento sucede algo que yo recuerdo perfectamente haber visto en televisión y que precipitó lo que iba a venir. Ocurrió el 20 de junio de 1979; yo tenía 14 años. Era verano y lo vi en bañador en el televisor familiar. En un camping de Navalafuente. Me refiero al asesinato a sangre fría del periodista estadounidense Bill Steward a manos de un guardia somocista. Me acuerdo bien porque me impresionó. En aquella época no era frecuente que emitieran muertes reales en televisión, y aquella la repitieron muchas veces. Lo he vuelto a ver. Un guardia hijo de puta le hizo tumbarse boca abajo y le pegó una patada en las costillas. A continuación le dispara el FAL en la cabeza con una sola mano. El cuerpo del reportero rebota sobre los adoquines. La radio de Somoza dijo que había sido víctima de un francotirador sandinista, pero los cámaras Jack Clark y Jim Céfalo lo habían grabado. El guardia se llamaba Pedro González.

El asesinato de Steward indignó a la opinión pública estadounidense y forzó a Jimmy Carter a retirarle el apoyo gringo a Somoza. Veintinueve días después, el 19 de julio, la revolución triunfaba en Managua. Hoy que han pasado 39 años desde aquellos hechos produce un poco de grima ver en lo que se ha convertido Daniel Ortega.

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