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Uzcátegui era un guerrillero venezolano próximo a Douglas Bravo a quien Hernán creía preso en una cárcel de máxima seguridad de Caracas. El negro había logrado escapar con otros compañeros mediante un túnel y, ya reincorporado, se encontraba en El Salvador enviado por Bravo en tareas de apoyo al ERP.

Al parecer, cuando Hernán le contó su proyecto de ir a filmar la revolución nicaragüense el negro le replicó que allí ya estaba todo hecho y que donde hacía falta apoyo era en El Salvador. Visto cómo sucedieron las cosas a partir de entonces, la conversación debió de ser determinante.

En diciembre de 1980 Hernán está ya conectado en una casa de seguridad de Managua (otra) a la espera de ser introducido en El Salvador. Allí conoce a Paolo Lüers, un internacionalista alemán en su misma situación. Paolo sobrevivió a la guerra y fue gerente de Primera Plana. Pablo Cerna siempre bromeaba argumentando que era un poco raro haber elegido como gerente precisamente a un comunista que no creía en el mercado. Tal vez por eso en el periódico siempre funcionó mucho mejor el componente editorial que el comercial. Con los años sin embargo Paolo se convertiría en un empresario de hostelería de éxito y columnista habitual en los medios de la derecha.

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