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Aquel día a las 17:00 se desataron los tiros y el FMLN lanzó el comunicado:

Hoy se inició la ofensiva general. El enemigo está perdido, lo tenemos rodeado. La justicia popular ha llegado.

Atacaron de manera simultánea cuarteles en San Francisco Gotera, San Miguel -la 3ª Brigada-, Santa Ana, Zacatecoluca y varios de la capital, entre ellos el de San Carlos. Confiaban en que se produciría una insurrección popular similar a la de Nicaragua, pero no sucedió. Efectivamente, comenzaba la guerra. E iba a durar once años.

A los pocos días, ayudados por una credencial del Comité de Prensa del Estado Mayor y una furgoneta con el rótulo Prensa Internacional pintado en las puertas, trasladaron a Hernán Vera hasta cerca de Santa Rosa de Lima, donde pudo contactar con las fuerzas del ERP. Santiago había entrado el día de nochebuena y, coincidiendo con la ofensiva, la radio había comenzado a transmitir el 11 de enero.

Hernán llegó a Morazán con su cámara neoyorkina pero -a su pesar- muy pronto le dieron orden de embutirla (enterrarla). Atilio tenía mucho más interés en el potencial insurreccional de la radio que en las imágenes. La fuerza de la palabra. Ahora que lo estoy escribiendo pienso en la evolución que años más tarde tendría el Museo de la palabra para convertirse en Museo de la palabra ´y la imagen´. El MUPI. Quizás ambas inercias compartan la misma lógica.

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