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Durante la refriega simularon perder el transmisor de la Venceremos dejando al lado rastros de sangre (que provenía, según me contaron, de una gallina sacrificada a tal fin). Por canales de comunicación que sabían poco seguros los responsables informaron a la comandancia de la caída del equipo y de los heridos. Aquel día la radio no emitió.

La propaganda del gobierno se puso de inmediato en movimiento y los medios anunciaron a bombo y platillo la captura de la radio. El propio Monterrosa se desplazó -como Villalobos había previsto- personalmente a Morazán para hacerse cargo del operativo, tomarse la foto y recoger los equipos, con la intención de mostrarlos a los periodistas en una rueda de prensa. Era su gran éxito.

Cuando el helicóptero se elevó un altímetro activó la dinamita que contenía en su interior el viejo transmisor. Todo explotó. Radio Venceremos volvió al aire de inmediato anunciando que se había ajusticiado al carnicero del Mozote.

En previsión de que el altímetro pudiera haber fallado habían preparado un segundo dispositivo de seguridad que manejaba el Cheje desde un cerro cercano. Me lo contó él mismo, un día que compartíamos unas pupusas de chicharrón en Las Tinajas. A diferencia de otros excombatientes, el Cheje no era alguien a quien le gustara hablar de las cosas de la guerra.

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