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Del paso de Hernán por la guerra debe de haber decenas de anécdotas. Ojalá que algún día Ana Lidia se decida a escribirlas. Sé que estuvo en la toma de Berlín, en Usulután. Y también en la del cuartel de la Guardia Nacional de Osicala.

Tal vez una de las cosas que en su momento mayor impacto tuvo fue la entrevista que le hizo al coronel Castillo.

Francisco Adolfo Castillo era al inicio de la guerra viceministro de Defensa. En junio de 1982 los compas lograron bajar el helicóptero en el que sobrevolaba Morazán (a saber cómo lo derribaron; el FMLN llegaría a contar con misiles SAM y Red Eye, pero eso no fue hasta muchos años después). Castillo sobrevivió y fue capturado por la guerrilla, que le mantuvo dos años preso antes de canjearlo. La reacción del gobierno fue negar que estuviera vivo, hasta que Hernán le entrevistó el día de su cumpleaños y desmontó esa versión.

Fueron años de muchas guindas, de emitir bajo tierra y de ver caer alrededor las bombas de 500 libras lanzadas desde los aviones Dragonfly que les habían sobrado a los gringos en Vietnam. Supongo que aún hoy en los pinares del cerro Pericón deben de continuar apreciándose las huellas de los hoyos causados por las bombas.

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