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Y de lo que no parece haber duda alguna es de que tuvo un protagonismo esencial en la unión de las JONS con Falange y con los carlistas, que fue negociada en su casa. Ni de que fue él quien escribió el discurso de unificación que Franco leyó el 19 de abril de 1937. A partir de entonces el uniforme oficial de los falangistas, con su camisita azul y su canesú, añadió la boina roja de los requetés.

Giménez Caballero reivindica haber bebido de su profesor Pío Baroja el anarquismo libertario. Y a continuación, en una pirueta difícil de seguir -yo creo que es dialéctica, porque ideológica me parece imposible-, asegura en Genio de España que la fórmula anarcosindicalista es el refugio más auténtico del catolicismo popular español.29 De ahí da otro brinco sorprendente y se inventa el concepto ´nacionalsindicalismo´ (cuyo origen sigue relacionando con el anarquismo libertario).

Al hilo de esto Sánchez Dragó escribió:

…se hizo falangista sin dejar de ser anarquista y hasta se permitió la sublime impertinencia de teñir con los santos colores de la anarquía la bandera de falange.30

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