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Ese episodio lo recuerda Giménez Caballero en sus memorias:

…encontré la fórmula ideal de la que surgiría el falangismo viendo por 1929 en mi barrio de Delicias su Ateneo Libertario o anarcosindicalista, con su bandera roja y negra, proponiendo ´nacionalizarla´ con el Yugo y las Flechas, el Haz o Fascio de los Reyes Católicos.31

…y en otro pasaje añade que no sabe a quién se le ocurrió llamar ´vertical´ a su sindicato, al que califica como nacional, creador y unificante.

Lo de utilizar la bandera rojinegra tuvo consecuencias. Sobre todo para Onésimo Redondo, que en los primeros días de la guerra se equivocó y se acercó a un grupo de anarquistas saludándolos con el brazo en alto y un ¡Arriba España! creyendo que eran falangistas. Le costó la vida, claro. Ocurrió en un pueblo de Segovia que se llama Labajos. No muy lejos de Guadarrama.

En El libro de España hay una referencia a este episodio:

De ninguna acción estoy más orgulloso que de la del Alto del León. Allí estaba la Falange de Valladolid, y con ella varios centenares de soldados. Nos empujaba a todos el aliento de un gran patriota, ONÉSIMO REDONDO, uno de nuestros grandes caídos y uno de nuestros grandes creadores de fe y de patriotismo, el organizador de las juventudes castellanas para la conquista de una patria mejor y más hermosa. Fue asesinado a traición cuando se dirigía al frente en aquellos primeros días de lucha, pero nosotros sabremos vengarle.32

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