Читать книгу Verbos de cal y arena онлайн

5 страница из 33

La madre, las niñas y la hamaca se fueron a casa de los abuelos maternos, que vivían en el mismo barrio, cambiando completamente la dinámica familiar, tanto de las unas como de los otros, y adornando el porche con un armatoste bonito pero amargo, que les recordaba a diario que la alegría no dura para siempre.

Pelear

A partir de entonces aprenden a pelear. Las niñas se peleaban entre ellas pero también con su tío más pequeño, que tenía la misma edad que Daniela.

Tres niños casi de la misma edad que tenían que compartir espacio, afecto y hasta clase en la escuela; esto era motivo de conflictos permanentes.

Por momentos, la convivencia se hacía muy difícil y Celina, la madre de las niñas, tenía que trabajar y se veían poco.

La abuela Celeste hacía lo que podía y, para ayudarla, estaba la tía Graciela, quien salía ya de su adolescencia.

Un tiempo después de haber llegado a casa de sus abuelos, todos conocieron la noticia de que Graciela estaba embarazada y, como no estaba casada ni parecía que fuera a hacerlo, llegó otra niña a la ya masificada familia.

Правообладателям