Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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Miré hacia el lado izquierdo y me sorprendí al ver, a lo lejos, el final de una calle, estrecha y poco iluminada. Volví a pestañear con fuerza, y, esta vez, me di cuenta de que estaba sentada en el suelo. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? Un escalofrío me recorrió el cuerpo y me recordó que estaba tiritando por el frío. Asustada, intenté levantarme, apoyando las manos contra la acera para no perder el equilibrio. Me dolían los pies y los gemelos. Decidí caminar hacia la derecha, ya que me encontraba más cerca de una calle con salida, y despacio, me tambaleé hasta el final de la vía. Al llegar, asomé la cabeza y descubrí la discoteca donde habíamos estado horas atrás. Estaba cerrada, y no quedaba nadie en la puerta, ¿Me había quedado dormida de camino al Uber? No entendía qué había sucedido y por qué me encontraba allí, yo sola. Recordaba haber bebido y bailado mucho con mis amigos y, en un momento dado, haber decidido marcharme. Pero las imágenes estaban demasiado borrosas como para recomponer la noche. ¿Qué hora sería? Tal vez no llevaba mucho tiempo allí. Quizás tan solo me había dormido un par de horas. Miré el reloj de mi muñeca e hice una mueca con la boca al darme cuenta de que eran las ocho y media de la mañana. Probablemente llevaría allí dos o tres horas, y mi madre estaría asustadísima. Nunca solía volver tan tarde, y, mucho menos, sin avisar. No recordaba haberle mandado ningún mensaje. Normalmente, solía escribirle, una vez me hubiese montado en un taxi, para avisarla de que estaba de camino a casa.

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