Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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La vibración del móvil en el bolsillo de mi pantalón me sobresaltó y me devolvió a la realidad. Sorprendido al ver el número de Sofía, contesté entre risas.

—Hola, Sof, ¿qué pasa? ¿Ya me echas de menos?

—Tomás, ¿sabes dónde está Ale? ¿Has hablado con ella? —Su tono de voz reflejaba preocupación e inquietud.

—Eh…, no —contesté sin entender lo que sucedía—. He intentado llamarla mientras volvía a casa, pero su móvil no daba señal. Le he mandado un mensaje por WhatsApp, pero no le ha llegado. Debe de estar dormida y con el móvil apagado. Ale siempre lo pone en modo avión por las noches cuando se va a dormir. —Escuché cómo Sofía al otro lado de la línea respiraba fuertemente—. ¿Qué pasa, Sof?

—Ale no ha vuelto a casa, Tomás. Su madre ha llamado a Carlota muy preocupada. No responde a ninguna de las llamadas ni recibe nuestros mensajes. —En cuanto escuché aquellas palabras, sentí que se me agarrotaba el corazón y se me contraía la respiración. Alejandra tenía que estar bien. No podía haberle sucedido algo—. Tengo que dejarte, Tommy. Luego hablamos. Y, por favor, si tienes noticias de ella, avísame. —Estaba tan impactado que ni si quiera me dio tiempo a despedirme de ella. Sofía colgó la llamada, y yo me quedé inmóvil tumbado en la cama. No podía incorporarme. No podía moverme. Tal vez estaba reaccionando exageradamente, pero, mientras, no dejaba de analizar todas las diversas posibilidades. ¿Le habría pasado algo? ¿Se habría ido a casa de otro tío? Se había marchado demasiado pronto como para haber ido a desayunar a algún lado.

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