Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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—Mamá —dije entre susurros para no despertar a mi padre—, ya estoy en casa. Mi madre no se despertó, ni se movió de la cama—. Mamá —repetí un poco más fuerte—. Ya estoy aquí.

—Vale —me contestó con la voz adormilada. Las persianas estaban bajadas y la oscuridad invadía el cuarto por lo que no la vi moverse.

Entorné la puerta de su habitación y de puntillas caminé hacia la mía. Sonreí al ver mi cama, perfectamente hecha. Saqué el pijama de debajo de la almohada y me lo puse, tirando toda mi ropa al suelo. Ni si quiera me molesté en bajar las persianas. Estaba demasiado cansada. Suspiré de placer una vez que me metí en la cama y cerré los ojos para descansar. Ya estaba en casa, y por fin podría dormir. Me seguía doliendo el cuerpo, y probablemente la resaca que sentiría en un par de horas sería devastadora, pero, en aquel preciso instante, solo podía pensar en lo a gusto que estaba.

10:00 h

Me desperté un poco al darme cuenta de que la puerta de mi cuarto se empezaba a entornar. El edredón me tapaba gran parte de la cara, y levanté un poco la mirada para ver quién era. No conseguí distinguir si era mi padre o mi madre, ya que la puerta no se llegó a abrir del todo, y se volvió a cerrar fuertemente.

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