Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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Me volví a poner la camiseta del pijama, me puse una sudadera por encima y me dirigí al baño. Me desmaquillé con toallitas y me lavé los dientes. Me peiné el pelo y me lo volví a recoger en una coleta. Me puse colonia para disimular, y fui hacia la cocina. Arrastré los pies por el pasillo hasta llegar al salón donde se encontraba mi madre. Me sorprendió verla sentada en una esquina del sofá, sin hacer nada, con la mirada perdida. Llevaba un pantalón de chándal gris y una sudadera rosa, algo inusual en ella, ya que era una mujer presumida que siempre se arreglaba. Normalmente, por las mañanas, leía el periódico con su elegante bata de flores. Pero, esta vez, parecía triste y perdida, como si su aspecto en ese momento fuese lo que menos le importase.

—Buenos días, mamá —dije con la voz todavía un poco ronca. Mi madre no se inmutó, ni si quiera me miró. Seguía absorta en sus pensamientos, con la mirada fija en el techo—. Mami, ¿qué te pasa? —pregunté preocupada, acercándome a ella y quedándome a pocos metros del sofá.

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