Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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Decidí mirarme en el espejo por si había alguna marca que explicase el agudo dolor de la espalda. Me quité suavemente la camiseta del pijama, y me di la vuelta para que el espejo reflejase mi dorso desnudo. Me quedé perpleja al observar la cantidad de moratones que tenía, repartidos por toda la espalda, a lo largo de la columna vertical y el coxis. ¿Cómo no podía recordar una caída o golpe tan potente? ¿Me habría caído subiendo las escaleras? ¿Me habría tropezado en el baño?

Me agobié al no poder recordar nada. Nunca me había sucedido algo parecido. Sí, había olvidado alguna vez pequeños fragmentos de la noche, pero enseguida, a nada que me pusiese a pensar, los recordaba. En cambio, de la noche anterior solo lograba acordarme perfectamente de lo sucedido hasta salir de la discoteca. Recordaba perfectamente la cena en el bar, la fiesta en la casa de Jorge, la conversación con Tomás, el viaje en coche hasta la discoteca y cómo Luis nos había saltado la cola. Una vez allí, las imágenes comenzaban a borrarse por culpa del alcohol. Pero, aun así, era capaz de visualizarme tomando chupitos en la barra y bailando la canción de Wannabe. También, estaba casi segura de que había decidido irme sola. Había salido dando tumbos de la discoteca, incluso había hablado con el portero y había pedido un coche para volver a casa. Estaba andando de camino a él cuando todo se volvió negro. No conseguía ir más allá de la notificación de la llegada del Uber en la esquina de la calle y de mi intento por llegar a él. Pero entonces, ¿cuándo me había hecho esos moratones?

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