Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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Al otro lado de la puerta, aún medio dormida, no conseguía entender a lo que se referían mis padres. ¿Por qué lloraban? ¿Y de qué investigación hablaban? Quizás lo estaba entendiendo mal, y aún seguía borracha. Hice un amago de levantarme, pero la cabeza me seguía dando vueltas, y mis músculos no respondían. Me costaba enormemente mantener los ojos abiertos, y tan solo podía mantenerme inmóvil, tumbada en la cama.

12:00 h

Esta vez me desperté sola. No había dormido mucho, pero me encontraba un poco mejor. Di toquecitos con los dedos en la mesilla de noche hasta dar con mi móvil y lo cogí. Me enfadé al darme cuenta de que no lo había puesto a cargar al llegar a casa, y lo dejé debajo de la almohada. Vagueé durante unos segundos, me estiré y decidí levantarme. Seguía bastante mareada, pero ya no me dolía la tripa, ni sentía fuego en la garganta. Pero, aun así, me seguía doliendo bastante la espalda. No recordaba ningún golpe a lo largo de la noche. Quizás sería por una caída de camino al Uber. Tal vez me había tropezado con los botines y me había caído de espaldas. Del golpe, me habría quedado paralizada en el suelo, y, del sueño, me habría quedado dormida allí mismo. Pero eso no explicaba por qué me había despertado en la calle perpendicular a la de la discoteca, una vía estrecha y oscura, y no en el propio callejón. Tal vez, después de la caída, me levanté y quise andar hacia la avenida principal, pero el dolor y el cansancio no me lo permitieron y, por eso, acabé en la otra calle.

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