Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

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Mientras el joven reflexionaba su decisión, a un costado del trono permanecía de pie el general Dire, observando la escena. Con los ojos puestos sobre Seth, repetía en voz baja:

—No aceptes, no aceptes, no aceptes…

Durante un momento, Seth observó el anillo que adornaba su mano y susurro para sí:

—“Una familia para amar y buena tierra para proveerles, es el sueño de todo hombre”. Cumpliré mi promesa, Miriam. —Giró el rostro hacia el trono antes de vociferar de forma enérgica—: ¡Acepto el desafío, señor!

Sin demora, Aemer hizo los arreglos y pidió a los presentes que hicieran espacio en medio del salón, el duelo se llevaría a cabo de inmediato.

El joven de cabello liso permaneció de pie en medio del salón para esperar al oponente designado por el rey. Sin embargo, fue grande su sorpresa cuando el vocero nombró al campeón: el general Dire. El rostro de Seth, ya dominado por cierta inquietud, se tornó serio, pues sabía que el general era tal vez el más fuerte espadachín de Ur, además de ser su maestro durante años y casi un padre para él, hecho que aumentaba la complejidad del duelo.

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