Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

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El soberano apretó el puño, sabía que no era conveniente aquel trato; sin embargo, era imposible negarse, ya que esto dejaría una mala imagen frente a sus invitados. Por este motivo, ordenó al vocero que se acercara para conversar en silencio con él, mientras la sala permanecía expectante ante su respuesta. Perder a Miriam significaba dejar ir una gran fuente de ingresos, ya que reyes de diferentes partes del mundo pagaban grandes cantidades de oro por escucharla cantar. No obstante, en paralelo se había convertido en el símbolo de una rebelión que cada vez sumaba más adeptos. Muchas de sus canciones buscaban abrir en la mente del pueblo una manera diferente de pensar. Liberarla significaría perder control sobre ella, así que los intereses del reino podrían verse gravemente afectados. Por este motivo, el rey decidió tratar a Seth de forma astuta.

Luego de largos minutos, el vocero del rey se incorporó.

—¡Seth, soldado de Ur!

—Sí, señor… al menos hasta mañana. —La respuesta fue pronunciada sin mover un músculo de su cuerpo, a excepción de la boca.

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