Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

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El joven se encontraba entre el público, desconcertado y algo molesto. Hacía mucho que esperaba volver a ver a Miriam, pero de un momento a otro todo se complicó para él. A pesar de eso, se acercó al trono y se inclinó ante el rey.

Único en su especie, el trono del rey era, a su vez, una extraña especie de roble vivo; desde pequeño le fueron incrustadas piedras preciosas y una silla de oro. Sus raíces y ramas fueron cuidadosamente guiadas para sostenerse y madurar en perfecta simetría. De esta manera, el trono nunca dejaba de crecer.

Se decía que al nacer un miembro de la realeza, un brote aparecía en las ramas más tiernas y florecía de forma esplendorosa. Por el contrario, cuando uno de ellos moría, esta flor también perecía.

El rey Héctor era un hombre arrogante y petulante. A menudo sus malas decisiones le traían problemas, pero siempre encontraba la manera de culpar a otros por sus errores. Hermano menor de Sephnas, era físicamente similar, tanto en estatura como en rostro. Sus prendas de vestir variaban entre los colores del oro y el vino, sus dos cosas favoritas en el mundo luego de los placeres carnales.

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