Читать книгу Cetreros I. Profecía онлайн

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Pero solo eran eso: posibilidades.

Sin estar consciente de nada de esto (tenía cosas más importantes en qué pensar), el pequeño dinosaurio se detuvo a olfatear y observar cuidadosamente a su alrededor con unos ojos que desmentían cualquier indicio de estupidez o instinto demasiado rudimentario. La forma de ladear la cabeza y entrecerrar los ojos le daban un alto nivel de expresividad. Parecía casi posible que de un momento a otro soltase alguna palabra bien estructurada.

Podía usar sus manos para tomar ramas lo suficientemente gruesas para usarlas como herramientas, incluso como armas en algunos casos. Para enfrentarse a depredadores mayores que él, lo que usaba era una mayor cantidad de ingenio.

No obstante, para los planes inmediatos del planeta, lo relevante era poseer capacidades mucho más sutiles y poderosas que las del pequeño reptil. A diferencia de la mayoría de sus compañeros de especie, este dinosaurio también era capaz de sentir la energía vital que emanaba del planeta. Y aún más: apoyándose en esto, podía crear un tosco lazo de comunicación con este.

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