Читать книгу Santa María de Montesa. La orden militar del Reino de Valencia (ss. XIV-XIX) онлайн

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Sin embargo, pasados los vaivenes de 1318, el panorama fue aclarándose definitivamente a comienzos del año siguiente. El 22 de julio de 1319 la Orden de Montesa comenzó a andar tras una ceremonia que tuvo significativamente lugar en el palacio real de Barcelona, testimonio del liderazgo monárquico en todo el proceso y del activo patrocinio del nuevo instituto por parte de Jaime II. En el acto referido, los primeros freires, unos escasos once miembros, profesaron; entre ellos, frey Guillem de Erill resultó elegido maestre. El más alto dignatario calatraveño había tenido que aceptar la solución escogida que limitaba en gran manera su papel y su intervención en la nueva orden. Hasta fechas cercanas al acto reseñado debió de seguir apostando por un protagonismo mayor, tal como denota el poder que otorgó el 11 de junio al comendador de Alcañiz para recibir del rey el castillo de Montesa y demás dominios del nuevo instituto, así como para admitir nuevos freires en él.ssss1 El ceremonial del 22 de julio en Barcelona solo cumplió una parte mínima de dichas esperanzas. El comendador de Alcañiz fue únicamente vehículo institucional necesario para recibir la profesión de tres freires, que enseguida quedaron desligados de Calatrava; entre los tres, fue elegido frey Guillem de Erill como maestre a instancias del rey, quien también estuvo detrás del subsiguiente nombramiento maestral de otros ocho freires el mismo día.ssss1 La participación directa calatraveña hubiera acabado aquí si la pronta muerte de frey Guillem de Erill, en los primeros días de octubre de 1317, no hubiera obligado a recurrir al procedimiento de julio dada la inmadurez del instituto que impedía la canónica elección interna. Una vez echó a andar la nueva orden, dos cuestiones relativas al modo de inserción social y a la estructuración administrativa en la década de 1320 requerirán atención prioritaria en el tratamiento de los orígenes montesianos. Se trataba de dos aspectos sustanciales relacionados con el establecimiento de dominio sobre las comunidades campesinas que el instituto iba a controlar, y con la articulación de una red de encomiendas, las cuales tardaron una década en adquirir conformación definitiva. El estudio de ambos asuntos puede realizarse con gran detalle dada la abundancia documental que destila la inserción de Montesa en la sociedad valenciana.ssss1

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