Читать книгу Santa María de Montesa. La orden militar del Reino de Valencia (ss. XIV-XIX) онлайн

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y le introdujo dentro de las puertas de la Zuda de dicha villa y le dio las llaves de la casa fuerte; después salió, permaneciendo dentro frey Eriman de Eroles, el cual cerró las puertas de la Zuda e hizo que en una de las torres de la misma se izara pendón con la enseña de Calatrava, al son de tuba y añafil, mientras gritaba varias veces ¡Montesa, Montesa! en signo de auténtica posesión de los bienes entregados a la orden.ssss1

No cabe mayor elocuencia simbólica de cambio de dominio.

El paso necesario de la toma de posesión se había dado. Era ahora el momento de que los procuradores juraran fidelidad y prestaran homenaje a la Orden, lo cual realizaron el mismo día en la iglesia mayor de San Mateo.ssss1 No hay en los pergaminos que recogen esta ceremonia ni en la copia que aparece en el protocolo de Pere Llobet de Balanyà referencia al detalle de este juramento; no debió de diferir, sin embargo, del que aparece en el juramento de los síndicos del conjunto de comunidades dependientes del castillo de Peñíscola efectuado el 1 de septiembre: «tocando con sus propias manos los sacrosantos evangelios y la cruz del señor puestos ante ellos, arrodillados, prestaron juramento de fidelidad y homenaje ore et manibus [con la boca y con sus manos], según se debe y es acostumbrado hacer».ssss1 Tras el juramento llevado a cabo en San Mateo, el clavero montesiano, acompañado del abad de Valldigna y de Vidal de Vilanova confirmaron provisionalmente los privilegios de todas las comunidades de la bailía representadas.ssss1 No era este el caso de la villa de Cervera, que tuvo el mismo día 31 de agosto una ceremonia separada de toma de posesión, prestación de juramento y homenaje y de reconocimiento provisional de privilegios.ssss1 El hecho de ser sede de la fortaleza central del distrito propició la conducción de rituales específicos para Cervera.

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