Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—Pero lo hiciste, ¿verdad? —lo dijo como una afirmación, aunque al final agregó la pregunta.

—Lo hice —respondió él con una enorme sonrisa de satisfacción—. Todavía no sé cómo, pero lo hice.

Debido a la gran amistad que habían tenido, pero sobre todo al amor que habían sentido el uno por el otro, Emily se sintió muy orgullosa de él. Tanto que se le formó un nudo en la garganta. Asintió y se sirvió un poco más de té, el cual se bebió antes de formular otra pregunta.

—Me intriga saber cómo compaginaste el papel de padre con los estudios… Recuerdo que querías estudiar diseño gráfico y publicitario.

—Lo recuerdas bien, pero no, la verdad es que no pude hacer una carrera. Cuando acabé el instituto, tuve que ponerme a trabajar. Mis padres fueron muy claros: criar a Bethany era mi responsabilidad.

—Claro… entiendo su postura.

—No puedo culparlos. Pero no creas que no me ayudaron, siempre han estado presentes. De hecho, me dejaron trabajar en el anticuario de mi padre y me lo dejaron en herencia. Incluso dividieron la casa por la mitad y nos dieron una parte. En fin… no puedo quejarme: ahora tengo mi propia tienda, un hogar que ya he terminado de pagar y una hija de quince años que, por cierto, es tu fan número uno —ese fue su intento de encubrir lo que le faltaba: el amor de la mujer que tenía sentada delante.

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