Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—¿De verdad creías que dejaría que mi hermanita emprendiera el viaje más importante de su vida sin despedirme con un abrazo?

—¡Justin! —clamó Milly, emocionada, mientras se refugiaba entre los brazos de su hermano mayor, quien desde hacía cuatro años vivía en Dublín con su mujer y sus hijos, así que ya no se veían con tanta frecuencia.

Cuando acabaron de saludarse, entraron al salón. Como su familia había llevado la cena, enseguida se sentaron alrededor de la mesa. Se pusieron al día mientras degustaban los platos. Los gemelos y la vida en Dublín fueron el tema central durante un buen rato. Con el paso de las horas, y agotados todos los temas de conversación, llegó el turno de bombardear a Emily con preguntas acerca del viaje.

—¿Tienes todos los papeles en regla? —le preguntó su padre.

—Los tengo… Lo he revisado cinco veces —añadió. Su padre era tan obsesivo como ella. Sin modificar su rictus serio, asintió conforme, justo como Milly había supuesto que haría.

—Bien, una preocupación menos. Y ahora, hija, ten en cuenta que mañana tendríamos que salir a las dos, como mucho a las dos y cuarto, para llegar al aeropuerto con el tiempo suficiente para hacer el check in —indicó John.

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