Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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Como el vuelo de Emily salía muy pronto, habían acordado que la familia dormiría en su piso. De este modo, su padre ya estaría ahí para llevarla al aeropuerto. Además, Cristina y John se quedarían las llaves para vigilar la casa, regar las plantas y limpiarla.

—Sí, papá, yo también creo que esa es la mejor hora para salir. Aunque solo dormiremos unas horas.

—Será mejor que no te vayas a dormir tarde —acotó Cristina—. Nosotros podemos recuperar el sueño perdido, pero tú no pararás quieta.

—No te preocupes, mamá, estaré bien —le aseguró mientras alargaba el brazo por encima de la mesa y le cogía la mano—. Aunque no creo que sea capaz de pegar ojo antes de las once. Es la costumbre… Soy más productiva de noche.

—Lo sé, hija, pero hoy deberías tratar de dormir un poco —insistió Cristina.

—Lo intentaré —le prometió para que se quedase tranquila.

—Entonces, hermanita, ¿dices que ya lo tienes todo planeado? ¿Has elegido bien los hoteles, verdad? Supongo que te habrás asegurado de que sean hoteles respetables y con buenas referencias —en esa ocasión, fue el turno de Justin de despacharse a gusto con una artillería de interrogantes—. La verdad es que aún no me hago a la idea de que te vayas completamente sola a un país que tiene una cultura tan diferente a la nuestra —reconoció. Desde pequeño, Justin había sido bastante sobreprotector con su única hermana, que era tres años más pequeña.

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