Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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Huicholes, mayas, nativos malayos, cherokees, zuñis y demás pueblos han controlado con sutileza estos fenómenos de sincronicidad (como los han definido Jung y Pauli). Hemos reunido varios trabajos donde los académicos occidentales han sido testigos de la eficacia de tales ritos, mojándose conmovidos ante el despliegue final de la tormenta y la lluvia (Viegas, 2016: 161-174).14 La sincronicidad expresa en multitud de ceremonias “animistas” este nexo sobrecogedor entre materia y psiquis.

La interfaz entre la neurociencia cognitiva y la dinámica cuántica del cerebro

Por empezar, las neurociencias ya aceptan que los EAC preparan el cerebro para el conocimiento. En este sentido se enmarca una investigación realizada por científicos de la Universidad de Southampton (Reino Unido), de la Universidad de Queen (Canadá) y de la Universidad de Postdam (Alemania), entre otros centros. Sus resultados han aparecido publicados en la revista Cerebral Cortex, que edita Oxford University Press. En su estudio, los investigadores analizaron los cerebros de quince chamanes a los que se intentó inducir un estado de trance con el sonido rítmico de unos tambores. En esta circunstancia, algunos de ellos entraron en estado de trance y otros no. A continuación, el cerebro de todos fue analizado con exploraciones que duraron ocho minutos. En concreto, los científicos estudiaron la conectividad de las redes cerebrales de todos los participantes. Lo que se constató fue que el estado ampliado de la conciencia estaba asociado con una mayor centralidad de vector propio (o mayor conectividad neural) en tres regiones del cerebro: la corteza cingulada posterior (o PCC, que ha sido relacionada con la conciencia humana), el córtex del cíngulo anterior dorsal (que juega un rol en ciertas funciones cognitivas, como la empatía o las emociones) y la ínsula del lado izquierdo (de la ínsula se piensa que procesa la información convergente, para producir un contexto emocionalmente relevante para la experiencia sensorial). Además de determinar un aumento de actividad cerebral en las tres regiones mencionadas, los investigadores encontraron que, en aquellos participantes que sí alcanzaron el estado de trance, se produjo una mayor coactivación entre todas esas regiones. Este hecho sugiere que se produjo en ellos la ampliación de una corriente neural orientada internamente. Por último, se constató que las áreas cerebrales vinculadas con la vía auditiva presentaban una conexión reducida, lo que posiblemente indique un desacoplamiento perceptual y la supresión de estímulos auditivos. En resumen, escriben los investigadores, el trance parece involucrar a redes cerebrales específicas y coactivas, y desconectar el procesamiento sensorial. Esta reconfiguración de la red cerebral tendría como efecto un estado de pensamiento en el que pueden darse la integración y la comprensión. Esta correlación entre los EAC y una apertura dirigida a los procesos de conocer, acceso e incorporación de muchos niveles de información, percepción, intelección y entendimiento se complementa con otros estudios realizados en el pasado con monjes budistas tibetanos y franciscanos, mediante técnicas de neuroimagen, que revelaron que la oración promueve el incremento del fluido sanguíneo en los lóbulos frontales del cerebro y una disminución del flujo sanguíneo en los lóbulos parietales, y que la experiencia de trascendencia provoca un alto grado de flujo sanguíneo en las áreas del cerebro relacionadas con la atención, pero un bajo grado de fluidos en la áreas neuronales que conectan la mente con el cuerpo (Hove et al., 2015).

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