Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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Del mismo modo, a partir de la antropología transpersonal, poco a poco se abandona la interpretación clásica de las danzas de la lluvia. Se había sostenido que estos ritos tenían la finalidad de hacer llover: sin embargo, esto no parece ser cierto.

Los nativos no hacían la danza para que lloviera, sino porque podían de este modo, en un estado especial de su conciencia, conectarse con la energía del medio ambiente, formar parte de él y celebrar la lluvia. No significaba un acto mágico, ni una súplica, sino sentirse uno con la Madre Tierra […] confirmar la armonía natural […] promover fenómenos energéticos de sincronización con el cosmos que rodea al humano, fenómenos muy similares a los que podemos vivir hoy en experiencias grupales ligadas al movimiento del cuerpo y a la música como, por ejemplo, los bailes grupales, el carnaval, los festivales y los recitales, las tribunas deportivas, ciertas ceremonias religiosas o las protestas multitudinarias. [Danzaban] porque presentían la lluvia […] celebrando la inminente lluvia […] Las danzas de la lluvia contenían estos elementos de “empuje”, de “arrastre”, de inicio artificial, en dosis pequeñas (lanzar agua, imitar truenos) que funcionarían para desencadenar la lluvia; no porque esta se deseara, sino porque es una parte “mía”, que puedo intuir y cuyo momento propicio estoy presintiendo. Por eso son danzas festivas, no rogativas, que incluyen el baile bajo la lluvia. El humano animista parecía conocer el momento exacto en que comenzaría la lluvia. (Monterroso, 2008: 144-154)

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