Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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En la llamada, me estaba informando que su hermana Yeimy había tenido un accidente en Sameco y se había quemado, me pidió que me fuera para su casa porque no había quién se hiciera cargo del negocio. Arreglé mis cosas y le pedí a Ramiro que me prestara dinero para el transporte, pero él no tenía.
Le pedí a mi vecina Martha que me prestara el dinero, pero esta me dijo que me fuera con su pareja en su coche, que él me dejaría en la entrada de Cali y así poder llegar más temprano, su pareja era un hombre moreno alto y especialmente simpático. En el camino íbamos hablando y cada vez que hablaba él, pudo sentir que mi mirada indicaba que él me gustaba y poco a poco fue tomando un papel más descarado.
No había tomado el camino que todos cogen para ir a Cali, en cambio tomó uno más oscuro y solitario. Mientras hablábamos, tocó el tema de si tenía novia, pero yo le dije que me gustaban los hombres, pero que nadie lo sabía, fue tanto su interés, que me hacía más preguntas, como: ¿Qué veía en los hombres, que no veía en una mujer? Y le dije: “La polla”, pero su morbo iba más allá, me dijo que, si me gustaban las pollas grandes o pequeñas, pero yo jugué haciéndole un reto y le dije que depende, que tenía que verla primero.