Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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A los pocos días Leidy pidió que me llevasen a dar una vuelta a caballo y Martín se ofreció para llevarme. Mi madre tenía que quedarse con Leidy y a mi hermana Vanessa le daban miedo los caballos, así que prefirió quedarse en la piscina con mis hermanas gemelas.
Martín amarró mi caballo al suyo y salimos del chalet. No sé cuánto tiempo transcurrió, pero sé que llegamos a una zona boscosa y solitaria. He de decir que sentí miedo, todo me parecía planificado y presentía que Leidy había organizado deshacerse de mí, por el secreto que conocía.
Cuando llegamos, él paró, se bajó de su caballo y me cogió con sus manos para bajarme del mío, me preguntó que qué me estaba pareciendo el paseo y le dije que vacano*, él me respondió que me iba a gustar más, así que nos pusimos a reír con cierta complicidad, pues ambos sabíamos que algo más iba a acontecer en la excursión.
Él iba con una pantaloneta, camisilla y zapatillas, pero no llevaba bóxer, así que pude notar como su polla estaba parada y yo también me puse caliente, esa escena me puso a mil.