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Ese mismo día, Ojitos se acercó y me dijo que no volviese a salir de noche, pues los escoltas de Don William iban a estar fuera, así que no podía hacer tonterías, porque esos escoltas eran más gonorreas*. Por lo tanto no volvimos a juntarnos por las noches, después llegó el momento de regresar a Cali, así que Leidy se regresó con su esposo y nosotros en la camioneta de Leidy con Ojitos y Martín.

Esa tarde al llegar a nuestro barrio, después de un mes, en esa camioneta, nuestros vecinos nos miraban y éramos la comidilla de todos, pues no era normal que llegáramos en camioneta, con maletas y sobre todo con escolta. Eso me ayudó a ser más popular entre mis amigos. Y a mi madre, el enfado de Don Hernando y Rosalba, por ponernos en supuesto riesgo con una gente peligrosa. Por ello, mi madre dejó de trabajar por un tiempo con Leidy.

Los días pasaron y un día mi madre regresó a casa después del trabajo y nos dio la noticia de que teníamos que irnos a vivir a Zarzal, porque Leidy se iba a trasladar a vivir allí con su marido. Desde un principio nos gustó la idea, porque íbamos a empezar de nuevo, lejos y sobre todo con el respaldo de Leidy.


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