Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Se bajó el pantalón y dijo que iba a mear, así que sacó la polla y pude ver como sacaba un gran chorro y debo decir que eso no evitó que yo la cogiese con mis manos para guiarla, Martín entre risas me dijo: “Te van a encantar las vergas y te vas a encontrar con muchos que quieran comerse ese culito, como yo estoy queriéndolo ahora” y me puse a reír, le dije que no sabía si podía, porque Ojitos me había echado aquel polvo y me había hecho daño, me dijo que se lo mostrara. Él empezó a echarme saliva suya y a meterme los dedos, seguro que por lo caliente y mojado que estaba ya no sentía dolor, él me arrodilló y me puso a chupársela, después me quitó la ropa y desnudo me cogió, me cargó y pude sentir como poco a poco me abría el culo con la polla.
Aunque me dolía muchísimo e incluso sangré, él me tenía totalmente dominado, estaba en sus manos sin opción de moverme. Él era el que marcaba la follada, hubo un momento en el que la polla estaba toda adentro y me dijo al oído: “Ahora si vas a sentir lo que es que te follen ese culo” y desde ese momento, me folló con tal fuerza que yo me rendí y dejé que me lo hiciera. Verle follarme con esa brutalidad y sobre todo sentir su polla, era incluso más placentero para mí y al mismo tiempo me comía la boca y seguía diciéndome que le encantaba mi culo y mi boca, hasta que pude notar que se corría dentro de mí.