Читать книгу Entre tantos otros del montón. (Incoherencias inconexas) онлайн

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Llego el día que nadie esperaba, incluso, tal vez alguien hasta ese momento solo deseaba terminar esa jornada y dejarla en el pasado, pero nunca nadie se olvidaría jamás de la reunión más agresiva, alguna vez llevada a cabo, en aquel recinto.

Esto es lo que sucedió: el barullo comenzó a las siete de la mañana, puntual, me refiero al sonido ambiente de una oficina. Siete y cuarenta y cinco, en sus habituales caras, los asociados y su escolta se hacían paso a través de la muchedumbre y desaparecían detrás de la puerta, ahora giratoria. El ruido del portazo limpió de toda expresión a los rostros de la oficina entera, dejando rastros de tensión en las facciones y preocupación en los ceños fruncidos. Después del portazo, se escuchó el ruido de un maletín contra lo que sonó como el escritorio, y finalmente se oyó esto:

—Bueno, ¿Y qué selló?

—¡¿Qué sé yo?! Solo sé que sellé todo lo que yo tenía para sellar.

Se escuchó un disparo. Todos se preocuparon. Cuando se abrió la puerta para dejar pasar a los paramédicos y posteriormente al forense, se dejó ver que el difunto era el siempre escoltado mediador que habían contratado los socios para darle fin a su disputa.

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