Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн

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El segundo Gobierno de Facta, reconstituido en agosto de 1922 con el voto contrario de socialistas, comunistas y fascistas, no pareció capaz de detener la violencia en el país ni de utilizar instrumentos militares ni prefecturas para restablecer el orden; tampoco los liberales, liderados aún por Giolitti, estaban convencidos de que fuese oportuno aceptar a exponentes fascistas para neutralizarlos y para reconducir el fascismo a la legalidad mediante la responsabilidad de gobierno. En septiembre de 1922 Mussolini hacía decaer una serie de preliminares institucionales del programa original del movimiento fascista, abandonando el republicanismo y prometiendo que, en caso de que llegase al gobierno, respetaría la monarquía y acabaría con la lucha de clases con vistas a la creación de una nación fuerte y unida, respetable en política exterior. Sin embargo, no se declaraba dispuesto a que exponentes del PNF ocupasen posiciones de segundo plano en un posible gobierno. Mientras tanto, el Partido Socialista sufría una segunda división: después del abandono de la fracción denominada terzinternazionalista con la fundación del Partido Comunista Italiano en enero de 1921, a principios de octubre de 1922 también los maximalistas y los reformistas se separaban, los segundos fundando el Partido Socialista Unitario. La escisión tuvo profundas repercusiones incluso en la Confederazione Generale del Lavoro (‘Confederación General del Trabajo’), que puso fin a su relación privilegiada con el Partido Socialista.

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