Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн
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Conquistada Roma, al fascismo le quedaba conquistar el sur, desmantelando el tejido reformador y democrático todavía presente. La sustitución del antiguo personal político se produjo lentamente, entre 1919 y 1924, más por la desaparición de una antigua clase dirigente que por la repercusión de la ruptura política que tuvo lugar en la capital. A pesar de ello, dicha sustitución se produjo y fue visible. El caso siciliano resulta uno de los más emblemáticos de esta transformación. En las elecciones políticas de 1924 Sicilia fue una de las regiones en las que el fascismo obtuvo mayor consenso, aproximadamente el 70% de los votos, aunque hay que tener en cuenta que en esta región la lista cerrada fue preparada pactando más que en ningún otro sitio y comprendiendo a figuras prominentes del antiguo régimen liberal como Vittorio Emanuele Orlando, Enrico de Nicola y Antonio Salandra. Fue la respuesta dada a la confianza que Mussolini había depositado en la clase dirigente siciliana al incluir en su primer gobierno de 1922 a cuatro ministros sicilianos. En el sur, los Fasci se desarrollaron a lo largo de 1923 gracias a la confluencia en el PNF de formaciones políticas y clientelares completas, provenientes principalmente de los cuatro troncos entre los que se habían distribuido quienes habían sido elegidos del área liberal y radical en 1921. Sucesivamente estos constituyeron parte de los cuadros dirigentes y de las potestades de las administraciones locales que pasaron al fascismo. Se hicieron fascistas miembros de la nobleza meridional, profesionales, intelectuales y docentes universitarios. La intervención de fascistización del sur se produjo principalmente a través de los prefectos, que nombraron a un comisario en centenares de gobiernos municipales para poder integrarlos en el nuevo Estado fascista. Se trató de una operación compleja, hábil y mucho más radical que el precedente transformismo político de época liberal.