Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн
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Las limitaciones del acercamiento del fascismo italiano al modelo totalitario fueron por tanto históricas; estuvieron determinadas por el contexto institucional y económico en el que el nuevo movimiento político se movió y por los compromisos que tuvo que asumir para afirmarse. El fascismo, reforzado en 1923 por la entrada en el PNF de la Associazione Nazionalista Italiana, fundada en 1910, se propuso como claro objetivo la caída del sistema parlamentario y de la representación política basada en la libre asociación y en las elecciones libres introducidas lentamente por el liberalismo en los decenios precedentes, y puso fin a la articulación y a la dialéctica entre el poder legislativo y el poder ejecutivo. Su aspiración era «totalizar», centralizar el poder en manos de un ejecutivo fuerte e incontestable, que representase la única fuerza política considerada capaz de dirigir y representar al país y de transformar el Estado en un instrumento de este monopolio. Para ello debía tener lugar una fusión entre Estado y partido único, que cambiaría profundamente el modo de gobernar, no ya en una forma autoritaria de suspensión temporal de las prerrogativas del Parlamento y de las oposiciones, como había ocurrido en momentos precedentes (último de los gobiernos de emergencia nacional durante la Gran Guerra), sino con la exclusión permanente de las oposiciones. Los límites no estuvieron en el programa general, sino en la capacidad de obtener resultados, condicionados como lo estuvieron por la lentitud de las realizaciones, por la capacidad de respuesta de los cuerpos de la Administración central y por los niveles de consenso obtenidos en la sociedad.